Putzi:
Ficha técnica
Fuerzas vocales:
Muerte: soprano
Vida: soprano
Putzi (el joven Franz Liszt): tenor
Diablo (Nicolás Paganini): barítono
Fuerzas orquestales:
2 flautas (2da. también piccolo)
2 oboes
2 clarinetes
2 fagotes
2 cornos
2 trompetas
1 trombón
timbales
percusión (1 ejecutante)
arpa
cuerdas
Duración aproximada: 72 minutos
Fuerzas coreográficas:
Acompañantes de la Vida y la Muerte (opcionales):
Chevaliers servants de la Muerte (2 bailarines)
Aide de chambre de la Vida: (1 bailarina)
María (opcional): bailarina
Detalle opcional:
En caso de que los costos de producción lo permitan, puede agregarse tanto a la Vida como a la Muerte una pequeña “corte” de asistentes. Esto permite incluir una coreografía para ambas “cortes” durante las apariciones de aquellos personajes. En el caso de la producción para el estreno se incluyó dos “chevaliers servants” para acompañar a la Muerte y una “aide de chambre” para acompañar a la Vida.
Sobre la Puesta Escénica
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La obra requiere sólo tres cuadros escenográficos. El primero debe insinuar un antiguo camino rural con ciertos tintes surrealistas (Escena 1). El segundo debe recrear el apartamento parisino de Franz Liszt, con mayor o menor realismo según criterio del escenógrafo, pero siempre con matices un tanto fantasmagóricos (Escenas 2, 3 y 4). El tercero un apartamento similar, esta vez en Roma (Escena 5). En caso de que limitaciones de producción así lo requieran, los dos apartamentos pueden ser idénticos. Las posibilidades escenográficas y de producción de cada caso dictarán distintas soluciones. El antiguo camino rural, por ejemplo, puede ser representado en un telón que cubra por delante el apartamento parisino, para levantarlo y descubrir la habitación antes de comenzar la Escena 2 y dejar esta escenografía hasta el final.
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Las entradas de la Vida y la Muerte al recinto del apartamento de Franz Liszt deben ir acompañadas de efectos escenográficos o lumínicos que permitan delimitar el mundo real (Putzi y Paganini) del fantástico (Vida y Muerte).
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En lo posible, la Vida debe ser alta y delgada, con un exagerado aire naïf cercano a la estupidez, mientras que la Muerte debe ser de baja estatura y regordeta, con un aire malicioso casi ridículo.